martes, 20 de noviembre de 2007

Poesía en Verde

La primera incursión de un Rehuertero en la poesía.


A todos los que necesitan pasear por el campo, labrar la tierra y por tanto el alma con sus manos, a los que aprendemos día a día a valorar el sabor y el olor apenas olvidado de un manjar nacido de sus entrañas y ofrecido con la generosidad de una madre, a la gente que cubre los campos de otras quimeras y de otras utopías, a ellas y a ellos, identificables por una inestimable locura compartida esta dedicada esta poesía.


MUJER, MADRE Y TIERRA.


Adivinando el vapor de vereda,

me iba faltando ese paseo del alma por sus verdores vivos,

la brisa humana al corte limpio de las rocas,

calizas las manos,

y metamorfoseada mi nueva destreza de humus sapien.


Convertirme en algo parecido a una rica savia y prudente verdad,

sentir las larvas de sus inquietudes en mi piel,

simpatizar sin más con la mujer que sostiene la simiente,

andar sin vacilar frente a la mismidad de la tierra.


Anegaré los estíos con los veneros de tus pechos,

seguiré los surcos mas esponjosos en tus palabras,

encerraré secretos en humedades oscuras bajo palio de parras,

atenderemos juntos temblores domados con vientos de rachas felices,

mientras mi sueño desnudo será florecido en tu paisaje.


Sin dirección, ni código de barras,

y con las únicas estrellas que pretendo disfrutar contigo,

con tus ramajes de sexo y tus mesetas sinceras,

moviéndome microscópicamente

por la suerte que voy labrando en este porvenir natural,

suspendido como líneas de lluvia inclinadas frente a ti,

enhebraré los rizomas frescos en tus labios abiertos,

para que den su fruto.


Escuchare con tímido goteo tu agua contenida,

y con tus lagrimales abiertos fecundaré mis verduras,

el arresto que sufren mis sentidos,

la aridez de este mundo, de su espera,

aliviare mujer tus vísperas descalzo y salvaje,

resumiré en un verso de tu solidario sudor la palabra compañera,

por que sedienta esta la búsqueda de tus acontecimientos,

sangrando estoy yo junto a mi huerto.


En sus remolinos susurrando al pelaje de la escarcha otoñal,

sentirás mis humores internos,

y los puñados de abono que te preñan

fermentaran la espera y yo estaré a tu lado,

agitaras la madera ceñida del rosal,

para que caigan, en tu cintura, los últimos pétalos,

y te estaré abrazando,

para parir más vida,

desafiando juntos la llegada sentida del invierno.





Rafa Cantero

2 comentarios:

Bei kumbamba dijo...

e ese rafa y su arte!!! esta pa la fiesta, rafa. Un beso fuerte

Ena Guerrero dijo...

Hermoso sentimiento por la pacha mama, mi hijo expondrá en la unviersidad tu poema y será punto de debate.-

Estudia ingenieria agroalimentaria
enaguerrero@gmail.com